En la región francesa de Alsacia, a orillas del río Ill, uno de los afluentes del Rin, vieja y espléndida, Estrasburgo es un entramado de puentes y árboles que se reflejan en el agua, de calles en las que las vidrieras –llenas de panes, de chocolates, de jabones y exquisitas fragancias, como la lavanda– invitan a detenerse a cada paso, de edificios y mansiones que datan de la Edad Media y del Renacimiento.
Esta ciudad sugiere una relajada caminata por calles antiguas, la catedral y tiendas que venden desde fragancias hasta chocolate.
Después de la visita a la ciudad y desde una ventana virtual, muy peculiar, casi imaginaria, pero real,puedes iniciar un largo viaje por el mundo de las fragancias, encontrando una gran variedada de perfumes originales.
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