La artista Lucy McRae y el biólogo de la Universidad de Harvard Sheref Mansy se han propuesto juntos desarrollar el “Swalloable Parfum”, un perfume contenido en una cápsula comestible. Tras ingerirla, la fragancia se libera a través del sudor dejando minúsculas gotas aromáticas en la piel.
El clásico gesto de coger un frasco con perfume para perfumarse podría, en un futuro dejar de ser tan habitual.
Lo mejor es que la potencia del aroma, según explican sus creadores, dependerá de la aclimatación de cada persona a la temperatura externa, del ejercicio físico que realice, del estrés al que se someta o de la excitación sexual que experimente en un momento dado. En otras palabras, el perfume del futuro, además de comestible, será "inteligente".
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